

Un nuevo día de etapa – Inicio y ambiente
La mañana en Nájera comienza a menudo a la sombra de los riscos rojos que se alzan como muros sobre la ciudad. El recuerdo del Monasterio de Santa María la Real, donde reposan reyes y la historia habita en cada piedra, te acompaña al salir a las calles. El camino te conduce primero por estrechas callejuelas, luego por una pista de tierra ascendente entre viñedos y campos. Al mirar atrás, ves Nájera bajo el sol naciente – una imagen que muchos peregrinos guardan profundamente en sí mismos.
Te espera una etapa que no es ni empinada ni peligrosa, pero sí lo bastante larga como para exigir tus fuerzas. Alrededor de 21 kilómetros, casi siempre por caminos agrícolas, la mayor parte sin sombra. Es un día para caminar, para vagar en los pensamientos, para escuchar tus propios pasos.
Recorrido y perfil de altura
- Distancia: 20,8 km
- Desnivel: +426 m / –271 m
- Dificultad: fácil, con suave ascenso hacia Cirueña y descenso a Santo Domingo
El paisaje cambia de forma notable: las viñas ceden cada vez más espacio a los campos de cereal. La Rioja queda atrás, la frontera con Castilla está solo a unos kilómetros.

Descripción del camino – con todos los sentidos
Tras unos pocos kilómetros llegas a Azofra, un pequeño pueblo con hondas raíces en la tradición jacobea. Ya en 1168 se documenta aquí un hospital de peregrinos – un recuerdo de que el Camino siempre ha dado lugar a lugares de ayuda y hospitalidad. Azofra se asienta en una fértil llanura, sus calles son tranquilas, y sin embargo para los peregrinos es un punto importante para rellenar agua o desayunar, pues el camino hasta Cirueña se hace largo.
Desde Azofra el Camino te conduce por amplios campos, donde las viñas desaparecen poco a poco y dominan los dorados trigales. Este tramo es largo y solitario, casi diez kilómetros sin localidades significativas. En verano el sol puede ser implacable aquí, por lo que el agua y la paciencia son los mejores compañeros.
Finalmente llegas a Cirueña, un lugar que sorprende a muchos peregrinos. El pueblo antiguo es pequeño, casi discreto, pero junto a él se extiende una urbanización moderna con campo de golf – un contraste que parece extraño en la amplitud riojana. Para muchos, Cirueña no es el lugar más romántico, pero sí una parada bienvenida antes de que comience el último tramo.
Desde aquí el camino desciende suavemente, y pronto ves la silueta inconfundible de Santo Domingo de la Calzada, donde la aguja barroca de la catedral se eleva sobre la llanura. El Camino te conduce a una de las grandes ciudades de peregrinación, un lugar creado por un solo hombre: Domingo García.

Domingo García – el “Constructor de puentes de Dios”
Santo Domingo de la Calzada no lleva su nombre por casualidad. Aquí, en el siglo XI, vivió Domingo García, un simple sacerdote cuya vida y obra están inseparablemente unidas al Camino. Consagró toda su existencia a los peregrinos: desbrozó campos, niveló senderos, construyó puentes sobre ríos, levantó albergues y hospitales. Transformó una tierra inhóspita en un paso seguro – y fundó la ciudad, que desde sus inicios estuvo dedicada a los peregrinos.
La visión de Domingo era clara: hacer el camino a Santiago lo más accesible y seguro posible. Su obra fue tan impresionante que poco después de su muerte comenzó su veneración. Hasta hoy descansan sus restos en la catedral de Santo Domingo de la Calzada, y la ciudad sigue viva como un lugar que nació “por y para el Camino.”

La catedral y el milagro de las gallinas
La catedral de Santo Domingo de la Calzada no es solo una obra maestra de la arquitectura sagrada, sino también escenario de la quizá más famosa leyenda jacobea: el milagro de las gallinas. La historia cuenta de un joven peregrino falsamente acusado de robo y ahorcado. Por la intervención de Santo Domingo permaneció vivo. Cuando sus padres apelaron ante el juez, que en ese momento comía gallinas asadas, estas de pronto se levantaron y cacarearon: “¡Santo Domingo vive!”
En memoria de este milagro, hasta hoy se mantienen gallinas vivas en un gallinero dentro de la catedral – un símbolo único de los milagros y misterios que acompañan al Camino desde hace siglos.
Pueblos intermedios y particularidades
Lugar | Distancia desde Nájera | Particularidad |
Azofra | aprox. 6 km | Antiguo hospital de peregrinos (s. XII), buenos servicios |
Cirueña | aprox. 16 km | Contraste: pueblo antiguo + urbanización moderna, golf |
Santo Domingo | 21 km | Catedral, tumba de Domingo García, milagro de las gallinas |

Comida, alojamiento y servicios
- Azofra: albergue de peregrinos con 60 camas, bares, pequeña tienda – última estación antes de Cirueña.
- Cirueña: infraestructura limitada, pero con bares y restaurantes.
- Santo Domingo de la Calzada: gran variedad de albergues y hoteles, desde sencillos donativos hasta el Parador en el antiguo hospital de peregrinos.
Lo especial de hoy
Esta es una etapa que regala calma – por la amplitud de los campos, el ritmo constante de caminar, el paisaje sencillo. Pero su destino la hace especial: Santo Domingo de la Calzada, una ciudad que debe su existencia a los peregrinos. Aquí no solo encuentras la historia de un hombre extraordinario, sino también una leyenda que aún vive entre los muros de la catedral.

Reflexión al final de la etapa
En Santo Domingo de la Calzada sientes cuán fuertemente el Camino moldea lugares – y cómo las personas pueden crear lugares que perduran durante siglos. Domingo García, el Constructor de puentes de Dios, sigue vivo en cada calle de esta ciudad. Las gallinas en la catedral te recuerdan que el Camino no es solo un sendero de esfuerzo, sino también un camino de milagros.
📊 Resumen en tabla
Etapa | Inicio | Fin | Distancia | Desnivel | Dificultad | Pueblos intermedios |
9 | Nájera | Santo Domingo de la Calzada | 21 km | +426 m / –271 m | fácil | Azofra, Cirueña |
🌌 Camino de las estrellas – Etapa 9
Nájera → Azofra → Cirueña → Santo Domingo de la Calzada
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