
Un nuevo día en el Camino – Introducción y ambiente
Tras una noche en el silencio de los muros monásticos de Samos, acompañado por el murmullo del río Oribio, hoy emprendes una de las etapas más largas de todo el Camino Francés: casi 37 kilómetros por delante. Pero no te preocupes – el desnivel es más moderado que en los días anteriores, y ahora avanzas hacia el corazón verde y suave de Galicia.
El camino te lleva por Sarria, aquel lugar que para muchos peregrinos marca el verdadero inicio, ya que desde aquí se alcanzan los 100 kilómetros obligatorios hasta Santiago. Para ti, sin embargo, Sarria no es más que un hito en una larga jornada que al final te conducirá al río Miño y a la histórica villa peregrina de Portomarín.
Hoy vives la esencia del Camino gallego: aldeas rurales, iglesias centenarias, pequeños puentes de madera sobre arroyos claros, bosques de robles y castaños, cruces y altares espontáneos, y por todas partes pequeñas señales de la comunidad peregrina – montículos de piedras, conchas, cintas de colores. Es un día que queda grabado en la memoria tanto por su longitud como por su variedad.
Recorrido y perfil de altitud
- Distancia: 37,2 km
- Desnivel: aprox. +950 m / –1.050 m
- Dificultad: alta (sobre todo por la longitud)
- Carácter: ascensos y descensos largos pero suaves, en su mayoría senderos de bosque y pradera, a menudo de tierra y embarrados con lluvia












Muchos peregrinos dividen esta etapa:
- Variante corta: Samos → Sarria (aprox. 13 km)
- Variante media: Sarria → Portomarín (aprox. 24 km)
Quien recorre ambos tramos de una vez, vive un día completo de Camino en toda su plenitud – desde el silencio monástico hasta el gran río Miño.
Descripción del camino – Paso a paso
De Samos a Sarria
Los primeros kilómetros te llevan por la LU-633 entre pequeñas aldeas. Pasas por Teiguín con su zona de recreo junto al río y llegas, tras una breve subida, a Pascais con su iglesia de Santa Uxía. Pronto el camino atraviesa bosques y campos hasta Gorolfe y, cruzando pequeños arroyos, llega a Calvor (aprox. 5 km).
Aquí se alza la iglesia de San Esteban, fundada en el siglo VIII sobre un castro celta. Un lugar donde se superponen la época romana, la Alta Edad Media y la tradición jacobea.
Por Aguiada y San Mamede do Camiño llegas finalmente a Sarria (aprox. 13 km). Para ti es una estación de paso – pero para muchos otros peregrinos aquí comienza la ruta. Sarria es considerado el “kilómetro cero” de los últimos 100 km hasta Santiago.
Son de interés la iglesia de San Salvador, el convento de La Magdalena y la pintoresca Rúa Maior con sus cafés y tiendas para peregrinos.
De Sarria a Barbadelo
Detrás del casco antiguo un descenso te conduce al pequeño puente medieval de Áspero sobre el río Celeiro. Desde aquí sigues por caminos de campo y pasarelas estrechas que se adentran en los bosques. Pronto alcanzas la pequeña aldea de Barbadelo (aprox. 18 km) con su iglesia románica de Santiago (siglo XII), monumento nacional y uno de los mejores ejemplos del arte gallego.
Por Molino de Marzán y Morgade
La ruta continúa entre prados, bosquecillos y aldeas tranquilas. Pasas por el Molino de Marzán (21 km), un antiguo molino que hoy acoge a peregrinos, y pronto llegas a Morgade (aprox. 26 km). Aquí se encuentra la pequeña capilla de la Trinidad, donde los peregrinos dejan notas manuscritas con deseos y oraciones de agradecimiento.
Ferreiros – el símbolo de los 100 km
Poco después alcanzas Ferreiros (27 km), donde muchos peregrinos celebran, pues aquí comienza el último tramo de 100 kilómetros hasta Santiago. Numerosos mojones, cruces y pequeños altares jalonan este tramo – testimonios silenciosos de anhelos, gratitud y esperanza.
De A Pena a Mercadoiro
El camino sigue por las pequeñas aldeas de A Pena, Couto y Rozas. Pronto llegas al lugar de Mercadoiro (31 km), situado en una antigua calzada romana. Aquí se percibe el carácter de un paso antiquísimo.
Vilachá y el descenso a Portomarín
Por Moutrás y Parrocha llegas a Vilachá (34 km). Aquí se levantaba antaño el Monasterio de Loio, cuna de la Orden de Santiago. Hoy, las ruinas y la pequeña iglesia de Santa María de Loio recuerdan este origen.
El camino desciende ahora con fuerza hacia el valle del Miño. Finalmente llegas al puente moderno que te conduce a Portomarín (37,2 km).
Destino: Portomarín
Portomarín, antaño asentamiento romano y más tarde importante villa comercial y jacobea medieval, fue casi completamente trasladada en los años 60: con la construcción del embalse de Belesar la antigua ciudad quedó sumergida, y los edificios más importantes fueron desmontados piedra a piedra y reconstruidos más arriba.
Lugares de interés:
- Iglesia de San Nicolás (siglo XIII), iglesia-fortaleza de los hospitalarios, imponente como un castillo.
- Iglesia de San Pedro (1182) con portada románica.
- Casa del Conde (siglo XVI) y Palacio de Berbetoros (siglo XVII).
- Las fachadas blancas a orillas del Miño – símbolo de un nuevo comienzo tras el traslado.
Puntos destacados y monumentos
Lugar | Distancia desde Samos | Particularidad |
Calvor | 5 km | Iglesia de San Esteban (siglo VIII) sobre castro celta |
Sarria | 13 km | Centro peregrino, inicio de los últimos 100 km |
Barbadelo | 18 km | Iglesia románica de Santiago (siglo XII) |
Morgade | 26 km | Capilla de la Trinidad con mensajes de peregrinos |
Ferreiros | 27 km | Mojón de “100 km hasta Santiago” |
Mercadoiro | 31 km | Huellas romanas, antigua estación de paso |
Vilachá | 34 km | Ruinas del Monasterio de Loio, origen de la Orden de Santiago |
Portomarín | 37,2 km | Iglesia-fortaleza de San Nicolás, ciudad trasladada por el embalse |
Consejos de equipo y provisiones
- Distancia larga: salir muy temprano (en verano como máximo a las 6:30).
- Bastones para los ascensos y descensos a veces resbaladizos.
- Aprovechar las paradas: Sarria, Barbadelo, Morgade y Ferreiros cuentan con bares y albergues.
- Mucha agua – entre Morgade y Portomarín hay pocas fuentes.
Comida y alojamiento
- Sarria: enorme oferta de albergues, hostales, hoteles.
- Barbadelo y Morgade: encantadores albergues rurales.
- Ferreiros y Mercadoiro: paradas clásicas de peregrinos.
- Portomarín: gran variedad desde albergues modernos hasta hostales acogedores. Especialmente impresionante: un paseo al atardecer sobre el Miño.
Gastronomía
Galicia te recibe ahora con toda su fuerza:
- Empanada de anguila – especialidad local de anguila.
- Tarta de Portomarín, parecida a la Tarta de Santiago, pero con carácter propio.
- Ternera gallega – la tierna carne de vacuno de la región.
- Porco celta – antigua raza porcina redescubierta.
- Orujo – el fuerte aguardiente gallego.
Lo especial de hoy
Esta etapa une el silencio monástico, el arranque peregrino y el mito caballeresco. En Samos sales de los venerables muros del monasterio benedictino hacia un nuevo día. Sus poderosos muros, que durante siglos han acogido a peregrinos, te regalan un último aliento de calma y recogimiento antes de volver a ponerte en marcha.
En Sarria encuentras otra imagen: multitudes de nuevos peregrinos, llenos de expectación y nervios, que inician aquí los últimos 100 kilómetros hasta Santiago. Es un contraste vivo, a veces casi desbordante, frente a la quietud de Samos – y al mismo tiempo un recordatorio de que cada Camino tiene muchos rostros.
Tras Ferreiros cruzas la marca mágica de los 100 kilómetros hasta Santiago. El pequeño mojón al borde del camino es discreto, pero para muchos peregrinos tiene un significado profundo: representa la meta, que ahora parece al alcance, y la certeza de que cada paso te acerca de verdad.
En Vilachá te encuentras con los orígenes de la Orden de Santiago. Aquí, en las ruinas del monasterio de Loio, nació aquella orden que antaño protegía a los peregrinos y que llegó a ser una de las comunidades religiosas más influyentes de España. Historia y leyenda se entrelazan en este lugar, silencioso en el verde, y que aún guarda el eco de siglos pasados.
Y finalmente alcanzas Portomarín, la ciudad que fue construida dos veces. Cuando en los años 60 el embalse del Miño amenazó con engullir el casco antiguo, sus edificios más importantes fueron desmontados piedra a piedra y reconstruidos sobre el agua. Así, Portomarín habla de despedidas y de nuevos comienzos – un símbolo del propio Camino, en el que dejas lo viejo y acoges lo nuevo.
Reflexión al final de la etapa
Cuando al anochecer miras atrás desde el puente del Miño en Portomarín, ves en el agua las sombras de la antigua ciudad y, sobre ti, las luces de la nueva. De la misma forma, el Camino lleva en ti lo antiguo y te regala lo nuevo. Hoy has caminado más lejos de lo que muchos jamás harán – y estás más cerca de Santiago que nunca.
Reflexión final
Esta larga etapa une la profundidad espiritual de un monasterio milenario, la alegría del nuevo comienzo en Sarria, la fuerza callada del mojón de los 100 km y la historia de un lugar que se levantó dos veces. Es una invitación a reflexionar sobre transiciones y reconstrucciones en tu propia vida: ¿Qué dejo atrás, qué construyo de nuevo? Como Portomarín, que se enfrentó al agua y aun así se preservó, también nosotros, los peregrinos, podemos convertir cada final en un principio.
📊 Resumen en tabla
Etapa | Inicio | Destino | Distancia | Desnivel | Dificultad | Variante |
29 | Samos | Portomarín | 37,2 km | +650 m / –850 m | media–alta | Sarria–directo (22 km) |
Distancia total: aprox. 37 km – Tiempo de marcha: 9 horas – Dificultad: alta
🌌 Camino de las Estrellas
Samos → Calvor → Sarria → Barbadelo → Molino de Marzán → Morgade → Ferreiros → A Pena → Mercadoiro → Vilachá → Portomarín
Prepárate para una etapa que te desafía y te recompensa con creces. Ya sea que comiences de nuevo en Sarria o que hayas recorrido muchos kilómetros, este camino te regala espiritualidad, historia y la certeza de que estás realmente cerca de Santiago. Déjate llevar por la diversidad de esta etapa y siente cómo el Camino te transforma.