
Lo que susurra este lugar
Si el Camino tuviera un latido, en Saint-Jean-Pied-de-Port sería la primera vez que se escuchara fuerte y curioso, como quien abre los ojos a un mundo nuevo. Aquí, al pie de los Pirineos, donde las tejas rojas descansan sobre la ladera verde y el río Nive murmura como si ya hubiera arrullado a cientos de peregrinos en el sueño, para muchos comienza la gran aventura.

Aquí nunca caminas solo: al amanecer, el golpeteo de las ruedas de las maletas resuena sobre el adoquinado, las voces se mezclan en todos los idiomas y la Oficina del Peregrino en la Rue de la Citadelle se convierte en punto de encuentro, empujón de ánimo y “caja de objetos perdidos y encontrados” para las últimas dudas. Quien llega aquí no lleva solo un chubasquero y unas barritas de cereales: lleva ese cosquilleo en el estómago y la pregunta que no deja de rondar: ¿Estoy de verdad preparado?
Pero tranquilo: en la primera boulangerie te darás cuenta de que el valor y los croissants siempre van juntos.
Saint-Jean es un pueblo que respira comienzos. Entre puertas antiguas, casas torcidas de entramado y panaderías que perfuman la calle, hasta el caminante más duro se ablanda un poco cuando escucha el primer “Buen Camino”.
A veces, junto al río, se sienta un anciano que asegura haber llegado a Santiago 47 veces. Sonríe con picardía: “Pero nunca por el mismo camino.”

Distancias del Camino
Lugar anterior | Distancia (km) | Siguiente lugar | Distancia (km) |
– | – | Huntto/Orisson | 8,0 |
Dormir & Llegar
Los albergues de peregrinos aquí son como un gran salón donde se mezclan idiomas, risas y nervios. En la Ospitalia Municipal están quienes aún no se atreven a confesar que están inquietos – y quienes fingen que ya lo han superado. Aquí se ronca, se bromea y, sobre todo, se comparte. Quien busca un poco más de comodidad puede alojarse en una gîte como Beilari, donde la mermelada calienta casi tanto como la sonrisa de los anfitriones. Al caer la tarde, todos se sientan en los escalones de piedra de la Porte Saint-Jacques, como si empezar ya fuera una pequeña victoria.

Comer & Beber
El primer menú del peregrino suele llegar aquí la noche anterior – no porque lo necesites, sino porque la ilusión abre el apetito. En el Café Ttipia y en Le Navarre sirven tapas y buenas historias, y como muy tarde, cuando la copa de vino de Irouléguy empieza a pasar de mano en mano, ya formas parte de la familia peregrina. Por la mañana, el aroma del pan recién hecho se cuela por la Rue de la Citadelle. Y aunque no tengas hambre, siempre hay un croissant “para el camino” – que en lengua del Camino significa: para los primeros tres kilómetros.
Provisiones & Abastecimiento
Antes de ponerte en marcha, esta es la última oportunidad de llenar la mochila con todo eso que, en realidad, no quieres cargar. En el Carrefour Market, la bolsa del peregrino se llena de nueces, agua y, a veces, un plátano que más tarde será recordado como salvador del alma. La Pharmacie de la Nive vende no solo apósitos para ampollas, sino también una sonrisa cómplice – y la pregunta: “¿Primer Camino? Bonne chance!”

No te lo pierdas
Al atardecer, junto al río, cuando el sol se recuesta sobre la ciudadela y la luz dorada acaricia las callejuelas, las despedidas se celebran como si fueran viajes a la luna. El puente viejo se convierte en pasarela de curiosidad, nostalgia y decenas de selfies.
Si tienes un rato, acércate a la iglesia de Notre-Dame du Bout du Pont, enciende una vela y pide buen tiempo – aunque todos saben que los Pirineos tienen sus propios planes.
El lunes, el mercado semanal llena de vida el pueblo y, a veces, si afinas el oído, las paredes antiguas susurran: “Quien empieza aquí, regresa siendo otro.”

Reflexión/Pregunta
Saint-Jean-Pied-de-Port es más que un punto de partida – es el umbral entre lo cotidiano y la aventura, entre la duda y el valor. ¿Qué llevas hoy en el corazón por primera vez – y qué no quieres soltar hasta llegar a Santiago?
¿Te ha gustado este artículo pero crees que falta algo importante? Escríbeme a través del siguiente formulario de contacto – en alemán, inglés, español, gallego o francés. Revisaré tu propuesta y, si procede, la añadiré.